La estadística oficial confirma que Canarias ha vuelto a convertirse en tierra de emigrantes. El saldo migratorio -la diferencia entre la cifra de personas que se instalan en el Archipiélago y las que lo abandonan- arrojó datos negativos en 2015, pese a la mejora de los indicadores económicos y de empleo en ese año y con el impulso del regreso a sus países de un voluminoso contingente de población de origen inmigrante. Es la primera vez que esto ocurre desde que, en 2002, se inició la serie histórica.
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